Seguro que todos habréis oído la expresión «sembrar cizaña» o meter cizaña». Se usa para designar el hecho de hacer o decir algo para enfrentar a dos personas. Pero, ¿de dónde surge esa expresión?
La cizaña es una planta gramínea de aspecto muy parecido al trigo. Suele crecer entre éste de manera espontánea. La similitud de la cizaña con el trigo es tal que en algunas zonas suele denominarse «falso trigo». Dicha planta es muy propensa a ser parasitada por un hongo tóxico llamado L. temulentum , el cual produce una toxina que se acumula en el grano. Por ello, su consumo puede ser peligroso.
El origen de la expresión – La Parábola del trigo y la cizaña – MATEO 13:24-43
24: Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25: Pero, mientras todos dormían, llegó su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo y se fue.
26: Cuando brotó el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba.
27: Los siervos fueron al dueño y le dijeron: «Señor, ¿no sembró usted semilla buena en su campo? Entonces ¿de dónde salió la mala hierba?
28: «Esto es obra de un enemigo», les respondió. Le preguntaron los siervos: ¿Quiere usted que vayamos a arrancarla?
29: ¡No!- les contestó-no sea que al arrancar la mala hierba, arranquen con ella el trigo.
30: Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces les diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba y átenla en manojos para quemarla; después recojan el trigo y guárdenlo en mi granero.
Hay numerosas interpretaciones de esta parábola, desde la exaltación de la paciencia y la sabiduría del dueño, hasta la que tachan al dueño de insensato (al poder mezclarse la cizaña y el trigo en la cosecha) y codicioso al pensar éste que hasta la cizaña le va a traer beneficios al poder usarla como combustible.
Por muy interesante que pueda ser analizar las interpretaciones de esta parábola no estamos hoy aquí para eso.
La parábola habla de un enemigo que sembró cizaña en un campo de trigo, para generar así un perjuicio contra el dueño.
Y la cosa es que esto no fue una invención ni un hecho aislado. El sembrar cizaña en campos de trigo era una práctica bastante usual en conflictos entre vecinos o enemigos. Tanto es así que hasta una ley romana[1] de la época contemplaba la siembra de cizaña en el campo de otra persona como algo punible.
Así que, amigos, no siembren cizaña porque, como se dice comúnmente, «se recoge lo que se siembra».
[1] Citado por W.O.E. Oesterley en «The Gospel Parables in the Light of their Jewish Background» [New York: Macmillan, 1936])